Mientras trato de reacomodarme, busco la manera de admitir su ausencia. Las preguntas pendientes no tendrán respuesta, al menos por ahora. Pero, aunque no parezca, la poesía, las palabras agrupadas en diferentes ritmos y construcciones, suelen tener algunos indicios que nos permiten darle forma a las angustias y los dolores. Por eso rescato algunas cosas escritas hace muchos años. He vuelto a leerlas y me parece que fueron elaboradas hace no tanto tiempo. Las quiero compartir con vos, anónimo que entra a este espacio sin saber porqué ni para qué. Desde ahora son tuyas tanto como mías. Por primera vez las comparto. Disfrutalas.En el más eterno de los silencios me inventé,
después de muchos años,
las nuevas oportunidades que yo mismo había tirado por la borda.
Era quizás mirar una calle, un libro, un rincón de mi casa,
o escuchar una palabra, una melodía o un llanto desconocido,
para volver a sentir el llamado del poeta.
Es cierto.
Cuando nos despedimos nunca imaginamos
un reencuentro forzado.
El pensó en encontrarse con nuevas mentes a las
que incentivar.-
Yo, con convencerme de que solamente fue una simple
etapa de ni vida.-
Y aquí estamos.
Luchando los dos contra la ignorancia del
tiempo desaprovechado.
Tratando de recoger los papeles que se nos
fueron cayendo por el camino.
Y en eso estamos
Volviendo a vivir juntos un presente pero esta vez,
sin ponerle fecha a las despedidas.
Vamos a dejar que el tiempo haga lo que tenga que hacer.
Vamos a construir las respuestas a las preguntas que nos hicimos durante tanto tiempo.
Y vamos también a imaginar los caminos de vuelta,
para que los regresos improvisados no nos tomen por sorpresa.
Definitivamente vamos a vivir una vez más
la increíble experiencia de volar libremente
entre las serenas locuras de nuestras mentes,
para ver si reconquistamos un poco la alegría de sabernos vivos
En Buenos aires, junio de 1981HORAS¿Hacia donde transcurren las horas que uno deja pasar?
¿Por cuáles senderos transitan, quienes se apoderan de ellas?
¿En que relojes se meten, qué significados van tomando?
¿Serán horas últimas para algunos?
Horas que marcan finales inapelables,
minutos contados sigilosamente
para que no se den cuenta que los cuentan
¿O segundos que definen situaciones?
Acaso horas que se suman a otras
que aún no terminaron de pasar.
Horas que alargan los plazos,
que tornan interminables las noches sin sueño.
Sin sueños
Horas de juego para los niños.
Horas de agonía para el moribundo.
Horas veloces para el condenado.
Horas como siglos para los viejos.
Horas extras para el empleado.
Horas acumuladas porque sí por el avaro.
Horas de ensueño para los enamorados.
Horas de martirio para el desvelado.
Horas sin tiempo.
Sin dueños.
Sin sentido. Sin relojes.
Horas muertas.
Tiempo arrebatado al tiempo.
¿Adonde van? ¿Quién las tiene?
¿Para qué las usan? ¿Quién las mide?
Nadie sabe.
Nadie nunca fue capaz de medir al tiempo.
Solo cuando no se lo tiene.
O se lo ha perdido.
(El Dolor de la Soledad – 1996)Ahora espero.
Todavía respiro ese efluvio de nostalgia
de la última mirada.
Ahora espero.
Y me revuelvo entre mis sueños
en una constante madrugada.
Pero me duermo
y me confieso con el día que me aguarda en la llegada.
Y no reprimo a mis angustias.
No rechazo a la esperanza.
Continúo caminando sin respiro.
Y aún así, rescato del olvido
las horas sin uso del pasado.
Esas horas que me conducen a buscar,
entre las líneas de mis manos,
aquella provocada al cerrar los puños
por no poder jugarle una carrera al tiempo,
por no poder retener el agua que se me escurre entre los dedos
O aquella provocada por el miedo
de verlas envejecer
sin que hayan aprendido a recibir caricias.
En Buenos aires, Junio 1978Espero con brusca paciencia el día.
Solo.
Remando entre el viento y el miedo.
Rescato del recuerdo
la ignorancia,
Extraño demasiado la vida,
Como para seguir así.
Trato de respirar el aire del olvido,
pero no me convenzo.
Ahora la agonía del día es rápida,
y la noche transcurre con la lentitud del tiempo que espero…
Vestigios de ensueños.
Colores fugaces.
Delirios del sol junto a las nubes.
Después de la lluvia.
Canto al viento,
gritando a veces.
Y clavo mis uñas en la tierra.
Se me escapa.
Quiero al sueño.
Corriendo siempre.
Traspasando la ultima gota de sudor a mis sábanas.
Y una feria de tinieblas
Envuelve de a poco mis dedos.
Dolor antiguo al golpe…
"Callo al tiempo extraño que me persigue…" (León Felipe dixit)
Febrero 1978.